En tiempos en donde la violencia y la agresión parece surgir de entre las baldosas y se transmite una sensación de malestar general, habría que poner pausa a la escena y observar con mayor detenimiento que puede estar diciéndonos todas escenas “manifiestas”. Como toda cuestión y considerando que habitamos en un mundo dual, considerando, por ejemplo, que tenemos dos hemisferios, en la vida nos movemos entre dos polos. Respecto a lo mencionado anteriormente, si hay un mundo manifiesto de violencia, hay un mundo oculto no reconocido de “algo”. Y aquí es donde inicia el viaje a ese mundo “desconocido” y en cierto modo temido. Se dice que detrás de toda violencia hay dolor y miedo, esa descarga que habla de situaciones no dichas por dolores acumulados y no asumidos. Esos dolores acumulados y no procesados producen sufrimiento y representan energía acumulada que en algún momento estalla, como una reacción violenta e inesperada de alguien supuestamente “pacífico”. ¿Qué es todo eso? ¿De dónde surge?
Si nos remitimos al mundo mitológico, es sabido que allí se menciona al reino subterráneo, el reino de Hades, hermano de Zeus y Poseidón. Un dios temido, frío y distante que custodiaba ese mundo al que los muertos ingresaban pero del que nadie podía salir, excepto contados casos que sí pudieron entrar y salir.
En realidad, cuando hablamos de Hades y su reino, de ese mundo de las tinieblas, ¿estamos hablando de un espacio físico o en realidad de un estado?¿Un estado afuera o en realidad, un estado interno de las personas? ¿Hades habita en tu interior?
Ahora bien, a continuación pueden surgir preguntas tales como: ¿qué sucede cuando fallece un ser querido? ¿qué tiene que ver con uno? ¿por qué hay situaciones aparentemente ajenas que producen dolor y en definitiva generan una vivencia parecida a estar en el mismo infierno? ¿Qué detona todo eso?
Si nos remitimos a la Astrología es posible allí encontrar varias respuestas. En primera instancia, mencionar que desde el simbolismo astrológico, Hades está asociado a Plutón, uno de los planetas transpersonales que conforma una de las tantas variables del mapa natal.
Si la energía de ese planeta está muy alejada de tu consciencia, su influencia a nivel ciclos tendrá efectos que serán vividos como ajenos a tu vida. Respecto a la muerte de personas cercanas, el proceso de la vida misma propone ese inicio y final, el ciclo de vida-muerte en el cual todos estamos inmersos. No se trata de evitar que algo muera, sino de aprender qué te está diciendo esa muerte, ese cierre de ciclo. Ahí es donde es posible diferenciar el dolor inevitable de la pérdida de lo que muchas veces el ser humano confunde que es el dolor con el sufrimiento. El quedarse anclado a esa situación dolorosa hace que derive en sufrimiento, y sumándole que no se está captando el mensaje oculto que esa situación está invitando a que descubras...
Son momentos que te movilizan y te llevan a preguntarte cuestiones basales de tu vida, desde el hecho de perder a un ser querido y eso conlleve a tener que asumir la finitud de la vida y lo sin sentido que es perderse en banalidades desaprovechando lo más pleno que el existir propone.
La energía plutoniana puede ser vivida como un tormento en donde “te pasan todas” o un recorrido en donde corras el velo y comprendas que esa oscuridad en la que te encontras es, como la misma frase te está diciendo, para que “te encuentres”...
Entonces, retomando lo mencionado al inicio del artículo, toda esa violencia que pareciera viral, podría en realidad estar reflejando dolores particulares que encuentran un foco común, la posibilidad de hacer causa común y “cooperar mutuamente” en la creación de esos escenarios en donde cada quien pueda hacer su catarsis. Son descargas de energías que en realidad no son productivas ni mucho menos, porque como el mismo Plutón también es simbolizado, es un volcán que estalla pero no pasará mucho tiempo más para que nuevamente entre en erupción… ser una olla a presión que cada tanto explota no sirve de algo, no sana no suma…
Considero que es de valientes el animarse a soportar los momentos de oscuridad y dolor y preguntarse el porqué y el para qué de esa situación, en vez de andar generando dolor o malestar afuera. Correr el velo del aparente escenario y comprender qué hay que soltar, que capítulo tenés que cerrar en tu vida y te resistís. Como todo proceso de crecimiento, hay dolor de por medio. Desde lo biológico, por ejemplo, el hecho que crezcan los dientes cuando somos bebés implica dolor. Los cambios corporales también denotan momentos dolorosos, crecer duele. Menciono esos ejemplos a nivel de lo físico para que se entienda que a nivel psíquico y emocional sucede lo mismo. Lo que sucede es que el psiquismo no soporta el dolor y prefiere evitarlo, aletargando posibilidades de crecimiento y evolución. Si realmente comprendieras que sos vos mism@ el que frena tu propio crecimiento, la forma en que abordarías los desafíos que la vida te propone sería otra… Como suelo mencionar en el programa de Pandora TV, te propongo que reflexiones al respecto y que observes qué cuestiones en tu vida no han prosperado porque fuiste vos el único o la única responsable de ello. Cuesta reconocerlo pero es el único modo de que te atrevas a hacer algo diferente en tu vida….