Ritual de iniciación de la Mujer

Luego de estos días intensos de manifestaciones y tantos movimientos relacionados a defender lo femenino y sus derechos, mirando hacia atrás se vibra cierto desánimo y contrariedad. Por un lado el reclamo hacia el reconocimiento de lo femenino y por otro lado, la forma que tomó ese reclamo es de pura agresión y violencia, es decir, tintes “machistas”. Simplemente es tomar consciencia de que hay bastante camino por recorrer aún.
En esta ocasión deseo adentrarme aún más en el mundo mágico femenino de la mano de las enseñanzas antiguas de la cosmogonía mapuche, como estuve compartiendo en artículos anteriores. Lo considero mi Valoración a tanta riqueza espiritual y cultural que no fue difundida y considerada como le corresponde. Como mencioné en oportunidades anteriores la valoración a la mujer es destacada y su rol como puente hacia lo más elevado es crucial. Lo interesante es cómo a través de sus rituales originarios dejan dicho la conexión que hay con el mundo cósmico y que a través de sus ornamentaciones, las alhajas de plata que las mujeres usan, “conectan” con lo trascendente.
Si uno observa las costumbres occidentales de muchas mujeres, hay un afán por usar bijouterie y joyas y “adornarse”, ¿alguien se preguntó si eso tiene algún motivo original en particular? ¿Por qué se perforan las orejas para usar aretes? ¿Por qué el uso de collares? Tal vez ya lo sepan, independientemente de eso es interesante que en la cosmogonía mapuche sí sabían y conocen el porqué y el para qué de ese uso.
Comparto con Ustedes la descripción del ritual de la perforación de las orejas de las bebas porque es una riqueza en sí misma y como se dice en el Hermetismo, lo que sucede en los Inicios es lo que marcará la línea de lo que hagas en tu vida, es evidente que al realizar ese ritual tienen consciencia de qué hacen en lo que hacen:
“Al cumplir un año o un poco antes, con luna creciente, la pequeña niña mapuche protagoniza su primer rito de promoción: la colocación de los aros previa "marca con plata" en los lóbulos de las orejas (chillken). Los padres convocan a amigos y parientes a una fiesta que va a durar dos días. Se comienza por voltear una yegua de color pinto con la cabeza siempre orientada hacia el nacimiento del sol. Dicho animal se vincula a un poder protector contra las irradiaciones negativas del mal y al avance conquistador de los guerreros. Colocaban una fila de hombres a ambos lados, quedando las mujeres al centro, próximas al equino, al que cubrían con una alfombra de especial colorido y diseño. Y sobre este altar animado y palpitante se sentaba el padre de la niña. Luego, esta era pasada de brazo en brazo por todos, hasta las manos del "hombre del caballo", mientras todas las mujeres inician el tayil, el "canto sagrado". Otro varón adulto procede luego a lo central del rito: tomando un fino instrumento de plata especialmente fabricado, le perfora los lóbulos de las orejas a la niña. Se completa el ritual con un corte sobre la rodilla al padre de la niña con otro instrumento semejante, una pequeña incisión sobre uno de los senos de la madre y sobre la muñeca o en la primera falange, para el resto de los concurrentes. Todo culmina cuando la mujer más anciana o la machi, le introduce a la guagua, en ambos orificios del lóbulo, una hebra torcida de lana de guanaco. Este "sello" permanecerá hasta la cicatrización, momento en que podrá exhibir pequeños aritos (chawaitu) y, más crecidita, zarcillos grandes de plata (upul).”

Ya de por sí el simbolismo de perforar las orejas, generar “agujeros” en las orejas, en una parte del cuerpo que representa según el Hermetismo una herramienta clave a la hora de conocerse uno mismo que es la “escucha” y el hecho de hacer perforaciones está hablando de hacer énfasis en generar el vacío, el agujero que habilite, que ingrese lo nuevo a tu vida. Casualmente es un remarcar en la mujer ese hecho con ese acto simbólico y siendo ella el puente o vía a través del cual acceder a lo superior. Esos cortes que se propiciaban en el padre, en la madre y en quienes eran testigos son “marcas” a consciencia de lo que están presenciando, un recordatorio que los une en ese ritual de iniciación para esa beba en esa vida que inicia. Y destacándose la figura de la Machi como anfitriona de todo ese ritual. Y como mencioné la vez anterior, la plata como metal representativo de la energía lunar y la importancia de su presencia en esa intermediación con la energía del padre Sol, ya simbolizada en los inicios de la vida a través de los aretes.
Simplemente a modo de cierre del presente artículo quiero mencionar qué contraste existe entre lo que relaté al principio y la descripción del inicio de la vida según la cosmogonía mapuche. Es evidente que algo en el medio sucedió y nos desviamos del camino. Y como toda cuestión, se empieza tomando consciencia de desde dónde uno vive lo que vive y hace lo que hace, y qué desea realmente atraer a su vida. Ojalá que tomar consciencia de esa dicotomía te movilice a tomar decisiones diferentes y te mueva a caminar hacia nuevos rumbos…