¿Qué significa un "vínculo sano"?

Cuando hablamos de vínculos sanos tal vez imaginamos relaciones (amistosas, familiares, amorosas, laborales) en donde reina la armonía y la cooperación, en donde lo que dices es bien recibido y donde no hay conflictos. Sin embargo, la realidad muchas veces nos muestra que eso parece un tanto difícil de vivenciar. Cuando dices algo y el otro no te escucha, te enfadas, cuando el otro te responde de mala manera o reacciona y eso te irrita y no quieres hablarle más porque sabes que discutirás, cuando pareciera que hay temas que “de eso no se habla” porque cada vez que se menciona produce chispazos. Entonces, ¿por qué existe esa distancia entre lo que imagino y lo que luego me encuentro en lo cotidiano?.
Aquí está el punto de inicio para comenzar a comprender dónde se gesta en la generalidad de los casos, las raíces de todos los conflictos. Porque en definitiva, lo primerísimo que habría que reconocer es que los conflictos son en un 99,99999% producto de nuestras relaciones con los demás. ¿Te habías dado cuenta de eso?. Por eso cuando surgen esas frases “graciosas” en donde las personas dicen “si estuviera en una isla desierta….” o hay otra frase “cuando más conozco a la gente, más quiero a mi perro…” son dichos en donde se cree que se hace catarsis y se está diciendo lo que sería una solución, aunque fuese en “broma”. Sabemos que las bromas son verdades “suavizadas”, en definitiva contienen información y eso es lo que queda dicho, por más que luego le agregues un “ja!”. Entonces, ¿la solución es salir corriendo y aislarte?. ¡Por supuesto que no!. El punto principal de toda la cuestión es que te preguntes, porqué y para qué te vinculas con quienes te vinculas. Incluso para ir ordenando tus ideas analizar con qué personas más chocas y tienes conflictos porque ahí está la punta del ovillo.
En lo descrito al inicio del artículo hay un factor común, y es que todo lo que mencionado allí, que es muy habitual plantearlo así, el foco está puesto en la otra persona. La otra persona te ignora, la otra persona reacciona, la otra persona te provoca, etc. Ahí es donde generalmente nos desviamos del análisis porque justamente en donde hay que focalizarse es en uno,no en el otro. Si quieres construir vínculos sanos comienza entonces por reconocer qué te sucede con esas personas que resultan conflictivas para ti.
Desde lo astrológico, las energías relacionadas con las formas de relacionarnos tienen que ver con Libra, con su regente Venus, con la casa III, VII y XI. Considerando esas variables es posible también detectar que si en el signo de Libra por ejemplo está Saturno allí te dirá algo relacionado a limitaciones con esa energía, entre sus manifestaciones es el vínculo con el otro. Lo mismo si Saturno está en alguna de las casas mencionadas anteriormente. En el caso de Venus, está en aspecto duro con planetas pesados también hablará de la forma en que te vinculas. Eso a simple modo de sumar información interna respecto a lo que hay en tu interior que proyectas afuera. Cuando inicias ese análisis profundo, si es en compañía de alguien que te oriente, mejor, porque te brindará objetividad y guía (lo más difícil es verse uno mismo). En general nos justificamos y hacemos vista gorda de ciertas actitudes nuestras porque también hay que reconocer que cambiar por dentro no es un trámite fácil y rápido, implica mover estructuras internas muchas veces muy arraigadas. Hábitos muy incorporados que muchas veces ni siquiera notamos que actuamos.

Entre esos hábitos están nuestras formas de decir las cosas que hace que, casualmente, la otra persona te ignore o reaccione. ¿Alguna vez te pusiste a pensar que tal vez cuando el otro te contesta mal es porque le hablaste con un tono provocador, y NO TE DISTE CUENTA?. A eso me refiero cuando digo que hay hábitos en nosotros tan incorporados que no los notamos. Puede ser que descubras que en tu forma de decir las cosas hay soberbia filtrada y el otro lo capta y le molesta. O que dices las cosas con tanta inseguridad y debilidad que el otro no te escucha. ¿Entiendes la importancia de descubrirte en esos escenarios conflictivos?. Los vínculos no están para fastidiarnos sino para conocernos y sanarnos. Imagínate qué interesante si al descubrir qué haces en lo que haces cuando le hablas a esa persona que suele reaccionar mal cuando le hablas, cambias tu forma de decir las cosas. Es muy posible que el otro no se ofenda ni reaccione mal! Y también se sorprenderá por tu cambio!. Así se comienza con los cambios en tu entorno, cambiando tú cómo te vinculas con el mundo. ¿Te animas a encarnar ese cambio?.
Ojalá hayas disfrutado de estas líneas, nos encontramos la próxima semana. ¡Hasta pronto!.
Carolina Capmany
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