En ese viaje que implica quitarnos capas de cebolla, corazas y quedar desnudos como en el Arcano La Estrella propone, hay un peligro y es justamente no soportar esas develaciones, ese despojo interior. Esa desnudez lleva a tener que conectar también con lo más inconsciente en uno mismo porque esa fuerza habita en nosotros y opera por sobre todo, en los momentos de mayor exposición y provocación.
En todo proceso de transformación interior, hay una etapa muy oscura en la cual nos enfrentamos a nuestros peores miedos, es una de las fases más intensas ya que más allá de haber reconocido nuestras creencias, habernos quitado la coraza que nos “protegía” y haber soltado, muy dentro nuestro hay reacciones instintivas que ante esos momentos de profundo cambio surgen de ese mundo incomprendido que es nuestro inconsciente y pujan por hechizarnos y paralizarnos.
La sensación que suele surgir es la de un duelo, porque lo perdido o lo que soltamos dejó un vacío, como mencioné en el Arcano La Estrella y ese agujero se siente, es muy difícil soportarlo y entonces aparece lo que en general tapábamos porque era más simple disimular o hacer lo mismo de siempre sin cuestionar.
En los Arcanos este proceso está representado por La Luna, una carta que habla de procesos oscuros muy intensos que son necesarios muchas veces soportar y atravesar. Lo más instintivo en cada uno de nosotros pujará por luchar hasta el último momento y no cederá fácilmente. Es por eso que los procesos de transformación interior cuestan y la clave es la disciplina y la perseverancia, ya que justamente en momentos como plantea este Arcano es cuando generalmente se abandona la lucha. Son momentos en donde surgen depresiones, bajones emocionales fuertes en los cuales no se ve la luz al final del túnel. Son esos momentos en los cuales falta poco para llegar a la meta y que por algún motivo incomprensible, la persona abandona la carrera. Esos casos en que hay personas que están por recibirse y dejan los estudios, cuando faltaban pocas materias.
Es lo que también se suele llamar como lo menciona Joseph Campbell en su libro, “El héroe de las mil caras”, la etapa de “El cruce del Umbral de Regreso”, es mostrar ante el mundo, ante los conocidos nuestra nueva cara, nuestra transformación y tener que soportar la mirada del otro y entender que habrá muchas personas que no nos reconocerán, que no nos aceptarán y eso también duele y es parte del camino.
Esa frase la noche oscura del alma justamente nos habla del llegar a interrogarnos con profundidad quienes somos y sentir que nos desconocemos, que en realidad, no tenemos idea de quién somos, se han caído las murallas de la pertenencia y el dolor emocional se siente, el desamparo surge y hay que soportar el reconocer que no hay un lugar al que se pertenezca, es un desarraigo emocional que hay que atravesar. En el fondo hacemos todo para ser reconocidos y aceptados y sentir que no a quien rendirle cuentas es un hecho muy movilizante aunque se diga que es lo que se añora. Una cosa es la teoría y otra el atreverse a vivirlo.
Carolina Capmany
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