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Acompasando con el ritmo de la vida


La vida es ritmo, el día a día lleva intrínseco ese ritmo y como todo lo que la vida misma propone, hay un ritmo tras las sombras… y lamentablemente hay que decirlo de ese modo, porque la mayoría de las personas desconocen ese ritmo. Uno de los más evidentes es el ritmo de la naturaleza, nacimiento, desarrollo y muerte. Si lo analizan más detenidamente esas tres piezas están presentes en todo proceso. Las plantas, los animales, el ser humano.

Las plantitas acompañan, los animalitos también, en cambio el ser humano, se resiste… ¿por qué? comenzando por el hecho de que no acepta la muerte, le tiene pánico y hace todo lo que encuentra a su alcance para evitarla. Desde la ciencia, investigando de qué modo puede prolongar más su existencia como sea, acompañando con toda clase de recursos estéticos para verse siempre joven. La vejez es vista por muchas personas como una maldición y el “triste final”, yo preguntaría ¿de dónde surgió ese pánico? Acaso no se estaría renegando de lo más primario y esencial que es aceptar los ciclos de la vida y sus sucesivas etapas?

A su vez, cuando se comprende profundamente ese ciclo se entiende que uno es consecuencia con el siguiente y su función es necesaria, obviamente hay una sabia lógica que sostiene ese entramado de sucesos. Para que algo nazca, antes algo tiene que morir, para ser adolescente tiene que morir la etapa de la niñez, para que surja lo nuevo, hay que soltar lo anterior sino no se avanza. Cuando un animal muere y su cuerpo vuelve a la tierra la fertiliza para otros animales se alimenten.

La descripción anterior hace alusión a los ritmos biológicos en realidad pero si observan con más detenimiento, esos ciclos con sus etapas los encontrarán en escenarios más sutiles. Es posible en encontrarlos en pensamientos y emociones. O sea, en todos los planos del ser humano están latentes y, ¿cuál es la gran cuestión? cómo mencioné antes, la mayoría lo ignora…. y justamente por ignorarlo queda atrapada en los mismo conflictos de siempre.

¿No te llama la atención que cada tanto vuelvas a encontrarte con situaciones similares? ¿Por qué esa situación puntual no responde a ese ciclo: nacimiento del problema, desarrollo del problema y muerte del problema? ¿Y si aparentemente parece que lo has resuelto, porqué al poco tiempo vuelve a aparecer otro foco de conflicto? Obviamente no lo resolviste, simplemente te lo sacaste de encima, entonces el Universo se toma revancha...

En lo que respecta a la Astrología, existe lo que se conoce como tipologías astrológicas, son clasificaciones que se le atribuyen a las energías zodiacales.

Esas tipologías lo que hacen es brindarle una dinámica al zodíaco y que, si lo analizamos detenidamente, está en todo lo que nos rodea, o sea, coincide con lo mencionado anteriormente respecto de los ritmos…

Los nombres de esas tipologías son: cardinal, fijo, mutable o mudable. Siendo cardinal la tipología relacionada con todo lo relacionado con los inicios, la energía que inicia, que propicia los cambios, que emprende la acción en sus diversos niveles. Me refiero a diversos niveles dados por los diferentes signos zodiacales que la representan, cada uno tiene su matiz particular. Los signos cardinales son: Aries, Cáncer, Libra y Capricornio. Aries es la chispa inicial, la energía que mueve la inercia. Cáncer es la energía que inicia la forma,la estabilidad gracias a la cual es posible comenzar a construir. Libra es el primer signo que tiene opuesto complementario que es Aries y dicha energía propone el inicio desde el complemento con el otro, sosteniendo la diferenciación. Capricornio propone el inicio de lo trascendente, una vez logrado lo propuesto habilita el escenario para conectar con lo que está más allá de lo concreto.

La energía fija tiene que ver con la conservación, aquello que inició en la cardinalidad de qué modo se sostiene en el tiempo, se desarrolla. Los signos fijos son: Tauro, Leo, Escorpio y Acuario. Tauro es la primera manifestación de la forma, esa energía ariana que surge como la lava volcánica en Tauro se enfrió, tomó una forma. Leo es ese fuego que no se apaga como el Sol que siempre está irradiando su brillo y calor, Escorpio son las aguas turbulentas y oscuras de las cuales surge lo más bello como es la flor de Loto que nace en pantanos. Acuario es la conexión constante con la red, la posibilidad de siempre sostener el entramado y vincularse de modo fraterno sostenidamente.

La energía mutable propone los cierres, las evaluaciones, surgidas por la experiencia que propone el sostener de las energías fijas, las consideración de nuevas opciones de las cuales luego la cardinalidad iniciará alguna de ellas. Los signos mutables son: Géminis, cómo desde lo vincular es posible evaluar y considerar nuevas opciones, Virgo de modo más analítico y detallista analiza en lo concreto lo transcurrido. Sagitario, dándole un sentido a toda la experiencia y Piscis conectando con lo más esencial y místico captando la disolución con el todo.

La información que aportan esos signos en lo que respecta a una carta natal es que en función a la cantidad de planetas que cada persona tenga en cada uno de esos signos indicará, como primera aproximación qué tanta cardinalidad, o energía fija o mutable actúa automáticamente. Y esto qué implica en cada uno? Eso hará que te la pases iniciando cuestiones para no concluirlas, que estés siempre en lo mismo y no te animes a soltar o que te la pases evaluando y jamás te la juegues, por ejemplo.

Conociendo cómo vivencias esas tipologías en tu vida cotidiana y entendiendo gran parte de los escenarios que se generan en consecuencia, tienes un primer gran acercamiento de cómo inconscientemente propicias determinadas situaciones en tu vida que tal vez antes no te dabas cuenta. Como mencioné antes, es un primer acercamiento ya que realmente descubrir qué opera en tu interior al respecto y cómo darle respuesta implica un camino interior.

Ojalá hayas disfrutado de estas líneas, nos encontramos la próxima semana. Que Tu Logos sea Tu guía. ¡Hasta pronto!


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