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Del lenguaje heredado al lenguaje elegido


Desde el primer momento que balbuceas tus primeros sonidos hay un deseo de comunicación y a medida que creces te transmiten con qué “códigos” comunicarte y hacerte entender. A través de “otros” conocemos el mundo y cómo movernos en él.

A su vez a ese contenido se lo acompaña con gestos, carga emocional y ahí que determinadas palabras y conceptos se anclen con más presencia en tu interior que otras.

A medida que incorporas ese lenguaje que de forma manifiesta surge de tu boca también se incorpora otro lenguaje a nivel simbólico de forma oculta. Es lo simbólico que sostiene lo manifiestas, el porqué y el para qué de lo que dejas dicho.

La cuestión es que en realidad ignoras ese lenguaje oculto que también se genera dentro tuyo. Y al hablar al desconocer el “combo” que acompaña lo que dices se producen dobles mensajes o cortocircuitos.

El lenguaje es la vía por la cual nos describieron cómo es el mundo. Hubo un mito familiar que indicó qué sí está permitido y qué no, qué se considera valioso y qué no. Otra forma de describirlo es diciendo que aquello que se quiere describir se le llama signo y lo que explica ese signo es el significado. A modo de ejemplo, en un contexto familiar el signo “grito” en un entorno familiar puede tener como significado enojo, rechazo, ira y en otro contexto familiar puede significar valentía, presencia, autoridad. A eso hay que sumarle también el contexto social, cultural del momento de tu nacimiento y primeros años.

Sumada a la cuestión de que tienes signos con determinados significados hay que considerar que te relaciones con otras personas que a su vez traen sus signos con sus significados particulares. Los conflictos generalmente surgen por querer imponer al otro tu significado de un signo y el otro el que tiene asociado. Aquí en ningún momento te interrogas el origen de ese lenguaje heredado, das por hecho que lo que te han dicho es así, ¿y si no lo es?, ¿y si descubres que hay otras posibilidades de significado a ese signo que conoces?.

Si tuvieras que preguntarte, ¿para qué el lenguaje?. La respuesta sería que para comunicarnos con los otros y para declarar lo que quieres y lo que no quieres. La contradicción se produce cuando con tus palabras dices una cosa y con tu cuerpo dices otra. Y eso se produce cuando comienzas a vincularte con el mundo y descubres nuevos conceptos y posibilidades. Desde tu consciencia surge el interés o la curiosidad por ese asunto nuevo, desconocido y te das cuenta que te interesa incluirlo en tu vida pero… resulta que a nivel mito familiar histórico, eso no es posible entonces queda en el terreno de lo imposible, de lo inalcanzable. La gran cuestión aquí es que no eres consciente que esas trabas, dificultades, miedos e inseguridades respecto a lo que deseas son producto de tus mismas limitaciones. Limitaciones que en realidad te impusieron otros, o sea, que en un campo de infinitas posibilidades, sí accederías a eso que deseas, ¿a que no está interesante la propuesta?. ¡Claro que sí!.

La gran trampa es que no logras detectar de dónde viene la limitación, crees que el afuera que es injusto contigo, que las circunstancias no te lo permiten, etc. Y en realidad el “no” está en tu interior.

Cuando hablas automáticamente se asocian imágenes, eso sucede en microsegundos, ni siquiera lo notas porque es inconsciente.

Cuando la imagen suplanta el signo, cuando interpretas es cuando se producen las distorsiones. Y esas imágenes llevan la carga que produce tu cortocircuito interno.

Y cuando hablas, al no estar escuchándote, crees que dices lo que quieres y por detrás está el mito familiar filtrándose. Si en tu familia la mujer tiene que ser exitosa y no es importante formar familia, tal vez te descubras que cuando dices querer estar con alguien digas: “busco marido”, “busco novio”. Justamente primero buscas que no significa encontrar y segundo, marido o novio ya están en pareja con lo cual atraerás personas comprometidas. Detrás de tu “deseo” está lo programado en ti y no te dabas cuenta. Esto es fundamental porque el universo no interpreta sino que ejecuta.

Lo más importante en todo ese proceso es que practiques mirándote de afuera así aprendes a ejercer la escucha y captar lo que realmente estás diciendo ante determinada situación. Solamente así descubrirás qué estás diciendo en lo que estás diciendo y surgirá la posibilidad de que allanes el camino para Elegir lo que quieres en tu vida.

Ojalá hayas disfrutado de estas líneas, nos encontramos la próxima semana. ¡Hasta pronto!


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